Refugio Gandoca-Manzanillo
El Refugio Gandoca Manzanillo es una de las zonas costeras más bonitas y exuberantes de Costa Rica. Está situado en el Caribe Sur, provincia de Limón, y su litoral abarca desde la playa de Cocles, cerca de Puerto Viejo, hasta el río Sixaola, frontera con Panamá. Las localidades que se ubican dentro del refugio son Manzanillo y Gandoca, dos pueblos que se destacan por su carácter afro caribeño.
El refugio fue creado el 29 de octubre 1985. Protege 5.013 ha. en su parte terrestre y 4.436 ha. en su parte marina. En 1.995 fue declarado Humedal de Importancia Internacional, pasando a formar parte de la Convención RAMSAR. Su manejo se hace en conjunto entre las comunidades y el Estado. Aunque el 90% de su territorio está en manos privadas existe un plan de manejo con el fin de aprovechar óptimamente los recursos.
Este alejado y exótico paraje posee una gran diversidad de hábitats, tanto terrestres como marinos. Su parte terrestre está formada por pequeñas colinas, con alturas máximas de 115 metros, tapizadas por un rico bosque tropical, en buena parte primario. En este bosque la especie dominante es el Cativo, un gigantesco árbol que se encuentra en peligro de extinción. Otros árboles son el almendro de montaña, el cerillo, la caobilla y el sangrillo.
Los humedales están muy representados. En el interior del Refugio, se encuentra un pantano de 400 hectáreas donde sobresalen ejemplares como la palma yolillo y el árbol orey. En la costa, la vegetación de playa está formada especialmente por cocoteros y uvas de playa, y en el sotobosque son muy abundantes las platanillas o heliconias.
La costa del refugio está formada por playas y arrecifes coralinos. Entre Manzanillo y Punta Mona destaca una sucesión de puntas arrecifales emergidas, que en algunos sectores se elevan hasta 30 metros de altura, entre las que se encuentran pequeñas playas de arena blanca, de ensueño.
Los arrecifes de coral son uno de los ecosistemas mas importantes dentro del refugio, además de ser los mas bellos y mejor conservados del país. Los arrecifes frente a Punta Uva, Manzanillo y Punta Mona cubren una extensión aproximada de 5 kilómetros cuadrados, extendiéndose hasta 200 metros mar adentro. En ellos abundan las especies de coral, de las especies Diploria, Siderastrea, Agaricia, Acropora y Porites, así como 34 variedades de moluscos, 11 de esponjas, 37 de algas, langostas, tortugas carey y una gran variedad de peces tropicales de vivos colores. Abunda también en los fondos marinos el pasto de tortuga (Thalassia testudinum), formando praderas a poca profundidad.
En el extremo sureste del refugio se encuentra el estero de Gandoca, una laguna donde abundan los manglares, especialmente el mangle rojo. Aquí existe un banco de ostión de mangle, es lugar de reproducción y cría de numerosos peces como el sábalo real y en ocasiones la laguna es visitada por los manatíes. La playa de Gandoca es lugar de desove de la tortuga marina Baula, la mas grande del mundo, que al igual que otros muchos animales del refugio están en grave peligro de extinción.
El Refugio de Gandoca – Manzanillo posee una variada avifauna, contándose mas de 350 especies de aves, de las que 102 son migratorias que llegan desde el norte del continente. Entre los ejemplares locales destacan los tucanes, el aguilucho penachudo, el pavón, el curré negro y la amazona frentirroja. Entre los mamíferos sobresalen tres especie de monos, congo, cariblanco y colorado, el perezoso, el león breñero y el manigordo. Otros son los caimanes, la iguana verde, las ranitas venenosas rojas y verdinegras, serpientes e infinidad de insectos. En el mar los protagonistas son los delfines, de los que habitan tres especie, el nariz de botella, el pintado y el pequeño tucuxi, el delfín mas pequeño del mundo.
Para visitar el refugio hay dos entradas o sectores, por Manzanillo y por Gandoca, en ambas localidades están las sedes operativas del Ministerio de Ambiente, donde se puede conseguir información u orientación sobre los guías naturalistas locales, que ofrecen sus servicios en ambos pueblos. Las caminatas o los paseos en lancha son la mejor forma de conocer este privilegiado rincón del mundo.
Este área protegida es una de las maravillas naturales de Costa Rica, un tesoro que hay que salvaguardar por su extraordinaria riqueza biológica y paisajística. Una labor que depende en gran parte de las comunidades cercanas y de los propietarios de tierras dentro de sus límites, los cuales deben respetar y velar por su conservación, a la vez que el Estado ha de reforzar el control sobre el manejo de sus recursos. De esta forma nosotros y las futuras generaciones podremos disfrutar de la magia de esta exuberante tierra.
Fotografías de Paco Salmerón
Texto de Juan Carlos Lorite y Paco Salmerón